Volvieron y Max me sonrió tocándose el
cuello de la camiseta. Lewis le sacaba un poco de altura a éste.
-¿Qué pasa chicos?
Lewis me dio un beso en la frente y dejó que Max me abrazara. Él se alejó y se quedó de brazos cruzados, pensativo, muy serio.
-¿¡Queréis decirme qué pasa!? Max, ¿Por qué llevas cuello alto en verano? ¿Es que tu también tienes un corte? –Dije, alterada.-
Lewis se acercó.
-No tengas miedo, no estás sola.
-¿Qué pasa chicos?
Lewis me dio un beso en la frente y dejó que Max me abrazara. Él se alejó y se quedó de brazos cruzados, pensativo, muy serio.
-¿¡Queréis decirme qué pasa!? Max, ¿Por qué llevas cuello alto en verano? ¿Es que tu también tienes un corte? –Dije, alterada.-
Lewis se acercó.
-No tengas miedo, no estás sola.
Me alejé muy nerviosa.
-¡QUIERO SABER QUÉ PASA!
Max y Lewis se miraron. Me abalancé a Max y le bajé el cuello. Tenía un gran rasguño rojo.
-Bien, ahora que sé que los dos tenéis esa herida en el cuello, ¿Me diréis por qué? ¿Qué pasa?¿Es una especie de juego? ¿¡ES UNA BROMA!?
-¡QUIERO SABER QUÉ PASA!
Max y Lewis se miraron. Me abalancé a Max y le bajé el cuello. Tenía un gran rasguño rojo.
-Bien, ahora que sé que los dos tenéis esa herida en el cuello, ¿Me diréis por qué? ¿Qué pasa?¿Es una especie de juego? ¿¡ES UNA BROMA!?
-¡No es una broma! Tranquilízate, joder.
–Lewis encendió un cigarro.-
-Me voy. –Dije, casi susurrando.-
-¿Dónde vas a ir sola? –Dijo Lewis, mirando el suelo.
-¿Qué? ¿Ahora crees que no sé defenderme? ¿Sabes? Tengo mejores cosas que hacer que estar preocupándome por unas heridas.
-¿Ahora no te importo? –Dijo Lewis, levantándose-
-¡Eres un egoísta! ¿Crees que tengo todo el tiempo del mundo? ¿Crees que esos cortes no me importan? ¿Qué queréis que haga si no me lo decís? ¿Seguir insistiendo como una estúpida? ¿QUÉ?
Lewis estaba a punto de hablar hasta que yo le corté la palabra:
-¡Dime Lewis! ¿Y yo qué? ¿TE IMPORTO? –Estaba gritando muchísimo, llorando, Max estaba apoyado en la pared, mirándome.- ¿Qué soy para ti? ¿Una tía para unos cuantos polvos durante el verano? ¡DÍMELO!
Lewis volvió a intentar hablar, pero volví a interrumpir.
-¡SI SIGNIFICO ALGO DEMUÉSTRAMELO! ¡No me trates como una niña! Por mucho que te sorprenda no, NO SOY UNA NIÑA.
-Me voy. –Dije, casi susurrando.-
-¿Dónde vas a ir sola? –Dijo Lewis, mirando el suelo.
-¿Qué? ¿Ahora crees que no sé defenderme? ¿Sabes? Tengo mejores cosas que hacer que estar preocupándome por unas heridas.
-¿Ahora no te importo? –Dijo Lewis, levantándose-
-¡Eres un egoísta! ¿Crees que tengo todo el tiempo del mundo? ¿Crees que esos cortes no me importan? ¿Qué queréis que haga si no me lo decís? ¿Seguir insistiendo como una estúpida? ¿QUÉ?
Lewis estaba a punto de hablar hasta que yo le corté la palabra:
-¡Dime Lewis! ¿Y yo qué? ¿TE IMPORTO? –Estaba gritando muchísimo, llorando, Max estaba apoyado en la pared, mirándome.- ¿Qué soy para ti? ¿Una tía para unos cuantos polvos durante el verano? ¡DÍMELO!
Lewis volvió a intentar hablar, pero volví a interrumpir.
-¡SI SIGNIFICO ALGO DEMUÉSTRAMELO! ¡No me trates como una niña! Por mucho que te sorprenda no, NO SOY UNA NIÑA.
Me di la vuelta y me fui. No pude oír qué
decían Max y Lewis, pero escuché unos susurros. Desde esa noche no volví a ver
a Lewis hasta una semana después. Y éste no dejaba de llamarme, dejarme SMS o
decirle a mi hermano que me diga cosas de su parte. Yo no le había olvidado, ni
pretendía olvidarle, además, eso habría sido imposible. Simplemente quería
tiempo para que reflexionásemos, los dos. Ese día si bien recuerdo salí a
comprar el pan en bicicleta al súper mercado cuando encontré a la salida una
moto grande, rojo y con unas alas negras como pegatina.
Dejé la bici apartada y me acerqué a la moto, la acaricié y pensé dónde podría estar Lewis.
Dejé la bici apartada y me acerqué a la moto, la acaricié y pensé dónde podría estar Lewis.
Me senté en ella y recordé el día de la
acampada, íbamos muy rápido. Luego me acordé que Marylin también se había
subido a esa moto, y quise salir cuando comenzó a sonar una alarma.
Fui a por la bicicleta antes de que Lewis
pueda verme, me estaba muriendo de la vergüenza, estaba colorada y antes de que
pudiera salir corriendo veo a Lewis salir de un pub yendo a por la moto. Me
quedé paralizada, no sabía qué hacer.
-¿Carrie? ¿Tu has hecho saltar la alarma?
Tenía los ojos como platos, el pelo despeinadísimo y estaba atónita.
-¿Te encuentras bien? –Dijo, acerándose.-
-S-sí… Esto… sí, he hecho saltar la alarma… lo siento.
-¿Querías llevártela?
-¡No! N-no soy rencorosa, créeme, simplemente… esto… me dejé un paquete de pañuelos la última vez que nos vimos.
-Ah, pues no lo he visto. –Lewis estaba confuso.-
-Entonces no pasa nada, ya me iba, he venido a por el pan y…
Me cortó el habla.
-Ya te vale.
-¿Cómo?
-Desapareces una semana sin dejar rastro, no contestas mis llamadas ni mis mensajes, he ido a tu casa, ¿Sabes?
-Necesito tiempo, ¡Necesitamos tiempo!
-¿Tiempo, Carrie? ¿TIEMPO? Hace nada éramos desconocidos, y hoy tenemos algo, ¿Por qué quieres tiempo? ¿Te preocupa qué piensen los demás?
Me quedé callada, no sabía qué decir, ni si quiera una sílaba que pudiera calmar la situación. Y el, como siempre, comenzó a hablar.
-¿Qué te parece si vamos a cenar esta noche? Y arreglamos las cosas con más tranquilidad.
-Bien.
-Esto… ¿A las ocho?
A las ocho, las ocho, no tenía planes.
-Bien.
Una larga pausa.
-Carrie, me han dicho que es tu cumpleaños en dos semanas.
-¿Dónde?
-¿Dónde qué?
-Digo, que donde quedaremos hoy.
-Ah, yo voy a por ti. Como siempre, ¿Vale? Te doy un toque al móvil cuando esté allí.
-¿Carrie? ¿Tu has hecho saltar la alarma?
Tenía los ojos como platos, el pelo despeinadísimo y estaba atónita.
-¿Te encuentras bien? –Dijo, acerándose.-
-S-sí… Esto… sí, he hecho saltar la alarma… lo siento.
-¿Querías llevártela?
-¡No! N-no soy rencorosa, créeme, simplemente… esto… me dejé un paquete de pañuelos la última vez que nos vimos.
-Ah, pues no lo he visto. –Lewis estaba confuso.-
-Entonces no pasa nada, ya me iba, he venido a por el pan y…
Me cortó el habla.
-Ya te vale.
-¿Cómo?
-Desapareces una semana sin dejar rastro, no contestas mis llamadas ni mis mensajes, he ido a tu casa, ¿Sabes?
-Necesito tiempo, ¡Necesitamos tiempo!
-¿Tiempo, Carrie? ¿TIEMPO? Hace nada éramos desconocidos, y hoy tenemos algo, ¿Por qué quieres tiempo? ¿Te preocupa qué piensen los demás?
Me quedé callada, no sabía qué decir, ni si quiera una sílaba que pudiera calmar la situación. Y el, como siempre, comenzó a hablar.
-¿Qué te parece si vamos a cenar esta noche? Y arreglamos las cosas con más tranquilidad.
-Bien.
-Esto… ¿A las ocho?
A las ocho, las ocho, no tenía planes.
-Bien.
Una larga pausa.
-Carrie, me han dicho que es tu cumpleaños en dos semanas.
-¿Dónde?
-¿Dónde qué?
-Digo, que donde quedaremos hoy.
-Ah, yo voy a por ti. Como siempre, ¿Vale? Te doy un toque al móvil cuando esté allí.
Asentí. ¿Dónde me llevaría? ¿Tendría que
arreglarme? Eso de que no me avisase a dónde me iba a llevar no me ilusionaba
del todo, pero bueno. Me imaginé que sería un lugar elegante, pero lo descarté
rápido porque Lewis no cobra mucho dinero, y además, le cuesta llegar a fin de
mes.
Pensé que me llevaría a un pub, de estos informales llenos de humo de cigarro. Me enfadaría si lo hiciese, no es muy buena idea. Luego me planteé un picnik, ¿Un picnik? No sé, posiblemente.
Pensé que me llevaría a un pub, de estos informales llenos de humo de cigarro. Me enfadaría si lo hiciese, no es muy buena idea. Luego me planteé un picnik, ¿Un picnik? No sé, posiblemente.
Sea donde sea le pondría intención y
cariño seguro. Me puse un vestido beige con unas florecillas rojas, de seda y
con muy pequeños volantes al final del vestido. Unas sandalias marrones y un
bolso beige. No me planché el pelo, no tenía ganas, así pues me lo dejé rizado,
y aun así el pelo seguía llegándome por debajo de la cintura. Cogí el teléfono
móvil, un par de chicles, y algunas necesidades y las metí en el bolso. Antes
de bajar mi hermano me llamó.
-Carrie, tenemos que hablar.
-Ya, bueno…
-Lo siento, vale, estos arañazos no son culpa nuestra, y el no querer decírtelo tampoco.
-¿Qué quieres decir?
-Carrie, tenemos que hablar.
-Ya, bueno…
-Lo siento, vale, estos arañazos no son culpa nuestra, y el no querer decírtelo tampoco.
-¿Qué quieres decir?
Y con mi mala suerte, el móvil sonó, dos
segundos, se cortó. Max me miró, me sonrió y me abrazó.
-Anda, vete ya.
-Pero… Quiero que… Esto… ¿Qué has…?
Mi hermano me llevó hasta la puerta mientras yo le hacía preguntas sin terminar, estaba confusa, ¿Qué habría querido decir con ‘’ estos arañazos no son culpa nuestra, y el no querer decírtelo tampoco’’? Una cosa estaba clara, y es que alguien había provocado todo eso.
Lewis me esperaba en la puerta, nos acercamos, nos dimos un abrazo, Max y él se saludaron con la mano, en fin, lo típico.
Me subí a la moto y él arrancó. El viaje se me hizo corto a causa de la pequeña conversación con Max… No dejaba de pensar en esa frase: ‘’ estos arañazos no son culpa nuestra, y el no querer decírtelo tampoco’’ No son culpa suya, nada es culpa suya… ¿De quién entonces? No entendía nada. Entramos a un pueblecillo llamado Befilled, era muy pequeño, sólo habían unas siete casas grandes de madera, y lo demás eran bares, tiendas cerradas, plazas, callejones y calles, muchas calles iluminadas por farolas, la mitad de ellas con los focos quemados. Como el pueblo era muy, muy pequeño ir de un sitio a otro era muy fácil. Lewis dejó la moto detrás de un basurero.
-Sabes, aquí robar está de moda. Es mejor dejar tus cosas bien escondidas.
-Anda, vete ya.
-Pero… Quiero que… Esto… ¿Qué has…?
Mi hermano me llevó hasta la puerta mientras yo le hacía preguntas sin terminar, estaba confusa, ¿Qué habría querido decir con ‘’ estos arañazos no son culpa nuestra, y el no querer decírtelo tampoco’’? Una cosa estaba clara, y es que alguien había provocado todo eso.
Lewis me esperaba en la puerta, nos acercamos, nos dimos un abrazo, Max y él se saludaron con la mano, en fin, lo típico.
Me subí a la moto y él arrancó. El viaje se me hizo corto a causa de la pequeña conversación con Max… No dejaba de pensar en esa frase: ‘’ estos arañazos no son culpa nuestra, y el no querer decírtelo tampoco’’ No son culpa suya, nada es culpa suya… ¿De quién entonces? No entendía nada. Entramos a un pueblecillo llamado Befilled, era muy pequeño, sólo habían unas siete casas grandes de madera, y lo demás eran bares, tiendas cerradas, plazas, callejones y calles, muchas calles iluminadas por farolas, la mitad de ellas con los focos quemados. Como el pueblo era muy, muy pequeño ir de un sitio a otro era muy fácil. Lewis dejó la moto detrás de un basurero.
-Sabes, aquí robar está de moda. Es mejor dejar tus cosas bien escondidas.
Tenía razón. Mi madre me habló una vez de
que en los pueblos pequeños era mucho más fácil de robar, nunca pregunté por
qué, pero ahora me parece muy evidente.
Se me había olvidado por completo el
sitio donde me llevaría Lewis, y ahora que lo veo, sí, es original. Nos cogimos
de la mano y fuimos caminando hasta una Taberna, era de madera, como el resto
del pueblo. Tenía un letrero que decía: ‘’Taberna
Gasness’’. La letra ‘’n’’ de la segunda palabra estaba fundida, y las demás
letras lucían como si fueran nuevas, de un color amarillo fosforescente muy
bonito.
-¿Dónde me has llevado? –Pregunté, riendo-
-¿Qué? ¿No te gusta? Aquí venía yo antes, tengo un par de colegas, ¿Quieres que te los presente?
-¿Dónde me has llevado? –Pregunté, riendo-
-¿Qué? ¿No te gusta? Aquí venía yo antes, tengo un par de colegas, ¿Quieres que te los presente?
Antes de que pudiera contestar un tío
moreno, bajo y con el pelo gris de unos cincuenta o sesenta salió gritando:
-¡Eh! ¡Amigo Lewis! ¿Qué haces por aquí?
Detrás de éste salieron tres de su misma edad. Vaya vaya, ¿Sus ‘’colegas’’ eran un par de viejos? Estaba impresionada, conteniendo la risa. El mismo viejo que saludó a Lewis vino hacia aquí y me besó la mano, echó una mirada a Lewis y dijo:
-Así que éste es el afortunado, ¿Eh, preciosa?
Miré a Lewis riendo, y Lewis le separó, riendo también.
-Eh, eh, cuidado con mi chica Riki, no la comparto.
-Vale, Lewis, colega, ¿Entráis a tomar algo? Cortesía de la casa.
-¿Me vas a invitar, abuelete?
-Eh, eh, he dicho ‘’cortesía de la casa’’.
Me miró y continuó hablando:
-Preciosa, ¿Tu has oído que yo diga algo parecido a ‘’invita la casa’’?
El abuelo era majo, muy gracioso. Después de hablar entramos en la taberna. Era de madera, por todos lados. Tenía varios cojines de colores secos alrededor de mesillas, sillones, sillas, todo tipo de asiento, hasta había una pequeña amaca colgando del techo. Nos sentamos en unos sillones, tenían tapizado rojo y delante había una mesa hecha con madera de pino. Todo era muy reconfortable, hacía la temperatura ideal, música tranquila, y lo mejor era que el bar estaba vacío.
-¡Eh! ¡Amigo Lewis! ¿Qué haces por aquí?
Detrás de éste salieron tres de su misma edad. Vaya vaya, ¿Sus ‘’colegas’’ eran un par de viejos? Estaba impresionada, conteniendo la risa. El mismo viejo que saludó a Lewis vino hacia aquí y me besó la mano, echó una mirada a Lewis y dijo:
-Así que éste es el afortunado, ¿Eh, preciosa?
Miré a Lewis riendo, y Lewis le separó, riendo también.
-Eh, eh, cuidado con mi chica Riki, no la comparto.
-Vale, Lewis, colega, ¿Entráis a tomar algo? Cortesía de la casa.
-¿Me vas a invitar, abuelete?
-Eh, eh, he dicho ‘’cortesía de la casa’’.
Me miró y continuó hablando:
-Preciosa, ¿Tu has oído que yo diga algo parecido a ‘’invita la casa’’?
El abuelo era majo, muy gracioso. Después de hablar entramos en la taberna. Era de madera, por todos lados. Tenía varios cojines de colores secos alrededor de mesillas, sillones, sillas, todo tipo de asiento, hasta había una pequeña amaca colgando del techo. Nos sentamos en unos sillones, tenían tapizado rojo y delante había una mesa hecha con madera de pino. Todo era muy reconfortable, hacía la temperatura ideal, música tranquila, y lo mejor era que el bar estaba vacío.
-¿Qué te parece? ¿Te han caído bien mis
colegas?
-Bastante, Lewis, si quieres los invitamos a la playa. –Dije, con tono irónico y riendo.-
-Estupendo, espera que… -Y se levantó del sillón.- vaya a llamarlos, se lo dices tú…
-¡No! Era una broma, ¡Siéntate! No puedo creer que te lo hayas tragado.
-Bueno, Carrie, -Se sentó.- ¿Qué quieres tomar? Voy a pedirlo ahora.
-Una Coca-Cola, Sprite o algo de eso, no te compliques mucho.
-Está bien.
-Bastante, Lewis, si quieres los invitamos a la playa. –Dije, con tono irónico y riendo.-
-Estupendo, espera que… -Y se levantó del sillón.- vaya a llamarlos, se lo dices tú…
-¡No! Era una broma, ¡Siéntate! No puedo creer que te lo hayas tragado.
-Bueno, Carrie, -Se sentó.- ¿Qué quieres tomar? Voy a pedirlo ahora.
-Una Coca-Cola, Sprite o algo de eso, no te compliques mucho.
-Está bien.
El lugar era muy bonito, le propondría a
Lewis visitarlo más veces a partir de ese día. Me había gustado, y, sin duda,
el pueblo donde estaba situado era perfecto. Mucha tranquilidad. Vi que Lewis
hablaba con los abuelos en la barra y supuse que estaría unos minutos más allí.
La verdad, me encantaba la idea de que tenga colegas de sesenta años, le darán
buenas influencias. Mi abuelo era una biblioteca, muy sabio, y sé que estos
señores también, así que me parece estupendo que vengamos aquí más seguido.
Lewis llegó y se sentó. Me miró. Me dio una
Sprite y sonrió.
-Son buenas personas.
-Lo sé, se les ven. Si te apetece podemos venir mañana de nuevo. Invito yo, por su puesto.
-Es una buena idea. Quiero comentarte una cosa.
-Claro, dime, ¿De qué se trata?
-Son buenas personas.
-Lo sé, se les ven. Si te apetece podemos venir mañana de nuevo. Invito yo, por su puesto.
-Es una buena idea. Quiero comentarte una cosa.
-Claro, dime, ¿De qué se trata?
Estaba esperando ese gran momento, me iba
a decir la verdad sobre los cortes, iba a confiar en mi. Era perfecto. Pero no,
mis esperanzas de que me lo dijera bajaron cuando comenzó a hablar:
-Tu cumpleaños.
¿MI CUMPLEAÑOS? Sí, me lo había mencionado antes pero yo no quería darle mucha importancia, Lewis cobra muy poco al mes y estudia muy duro, seguramente querría regalarme algo y no me apetece que gaste su sueldo en mi.
-¿Ah? ¿Qué pasa?
-¿Cómo que qué pasa? Tu me diste una fiesta, yo te daré otra.
-No, de veras, no quiero que te molestes.
-Lo siento Carrie, ya está todo listo, no me vale ningún reproche, yo sólo quería avisarte.
-Ah, estupend… ¿QUÉ? ¿No me digas….? ¿Es el dinero de tu bolsillo? No Lewis, en serio, yo…
-¿Tu qué?
-Yo no quiero que hagas esto por mi, una fiesta es mucho dinero, ¿Dónde tienes planeado celebrarla? ¿En una discoteca?
-El dinero no es un problema, por favor, deja de angustiarte por tonterías. –Se puso una mano en la frente. –
-No, si ya…
¿MI CUMPLEAÑOS? Sí, me lo había mencionado antes pero yo no quería darle mucha importancia, Lewis cobra muy poco al mes y estudia muy duro, seguramente querría regalarme algo y no me apetece que gaste su sueldo en mi.
-¿Ah? ¿Qué pasa?
-¿Cómo que qué pasa? Tu me diste una fiesta, yo te daré otra.
-No, de veras, no quiero que te molestes.
-Lo siento Carrie, ya está todo listo, no me vale ningún reproche, yo sólo quería avisarte.
-Ah, estupend… ¿QUÉ? ¿No me digas….? ¿Es el dinero de tu bolsillo? No Lewis, en serio, yo…
-¿Tu qué?
-Yo no quiero que hagas esto por mi, una fiesta es mucho dinero, ¿Dónde tienes planeado celebrarla? ¿En una discoteca?
-El dinero no es un problema, por favor, deja de angustiarte por tonterías. –Se puso una mano en la frente. –
-No, si ya…
Me cortó al hablar, como siempre hace, ya
estaba empezando a angustiarme.
-Es que quiero hacerlo, no es una obligación, un deber, o un remordimiento, ¡Es un deseo! Carrie, te quiero, y quiero que terminemos este verano y lo recordemos como el mejor verano de nuestras vidas.
-Es que quiero hacerlo, no es una obligación, un deber, o un remordimiento, ¡Es un deseo! Carrie, te quiero, y quiero que terminemos este verano y lo recordemos como el mejor verano de nuestras vidas.
No respondí nada. No sé si se refería a
que nuestra relación se acabaría en verano o si él tenía planeado seguir con la
relación mucho más tiempo. Nada. Nos levantamos, nos despedimos de Rikki, el
abuelo y al parecer el dueño de la Taberna Gasness
y de sus amigos. Lewis me llevó a casa, el camino de vuelta también fue tan
apagado como el de ida, sólo que tubo que ayudarme a ponerme el casco porque
tenía los pelos enredados, me dijo que le gustaban pero aun así la próxima vez
me haría la plancha. Lo que había dicho Lewis nos dio a pensar a los dos,
nuestra despedida no fue tan bonita como otras, ni si quiera nos dimos un
abrazo. Sonó el claxon y entré en casa, para sorpresa mía, allí estaban.
-Ven
aquí niñata, lo único que haces es darnos problemas. –Soltó mi querida madre. –
Tenía ese estúpido jersey de cuello alto, una falda larga y rosa y el pelo recojido, como si esperara alguna visita importante. A su lado estaba mi padrastro con unas cuatro botellas de cerveza tiradas en el suelo.
-¿Qué? Dejadme en paz.
Tenía ese estúpido jersey de cuello alto, una falda larga y rosa y el pelo recojido, como si esperara alguna visita importante. A su lado estaba mi padrastro con unas cuatro botellas de cerveza tiradas en el suelo.
-¿Qué? Dejadme en paz.
Me dispuse a subir las escaleras cuando
mi ojo derecho visualizó una navaja en la mano de mi madre. Escuché a mi padre
levantándose y venir a por mi. Estaba buscando el consuelo de Max, ¿Dónde
estaba? ¿Qué le habrían hecho? Me cogieron por el pie y me arrastraron hasta
una esquina. Mi madre no dejaba de apuntarme con ese cuchillo.
-¿VES ESTO? ¿LO VES?
Se bajó el cuello del jersey. Un corte más. Ya son tres. Supuse que mi padrastro también lo tenía, pero estaba demasiado ocupado bebiendo como para enseñármelo. Mi madre prosiguió hablando:
-¡ESTO ES POR TU CULPA! ESE IDIOTA DE TU AMIGO HA VENIDO HASTA AQUÍ A AMENAZARNOS.
-¿VES ESTO? ¿LO VES?
Se bajó el cuello del jersey. Un corte más. Ya son tres. Supuse que mi padrastro también lo tenía, pero estaba demasiado ocupado bebiendo como para enseñármelo. Mi madre prosiguió hablando:
-¡ESTO ES POR TU CULPA! ESE IDIOTA DE TU AMIGO HA VENIDO HASTA AQUÍ A AMENAZARNOS.
¿Qué idiota? ¿Amigo? Imposible, no entiendo
nada, pero tampoco podía pensar con claridad teniendo una navaja encima de mi
cabeza.
-¡Yo no he hecho nada!
-¿Qué NO HAS HECHO NADA? ¡QUIERE VENGARSE Y LO ESTÁ PAGANDO CON NOSOTROS! Hasta que no mueras no nos dejará en paz, así que prepárate, COMENZARÉ HACIÉNDOTE EL MISMO CORTE QUE TENEMOS TODOS.
-¡Yo no he hecho nada!
-¿Qué NO HAS HECHO NADA? ¡QUIERE VENGARSE Y LO ESTÁ PAGANDO CON NOSOTROS! Hasta que no mueras no nos dejará en paz, así que prepárate, COMENZARÉ HACIÉNDOTE EL MISMO CORTE QUE TENEMOS TODOS.
Me agarró del cuello, ahorcándome,
susurrando unas palabras inentendibles. Mi propia madre iba a matarme. Ojalá le
hubiese dado un beso a Lewis. Comencé a sentir sangre deslizarse por mi cuello
y grité. Grité muy fuerte buscando la ayuda de Max, que por un milagro salió de
la habitación, bajando las escaleras como un loco.
-¡MAMÁ! ¿QUÉ HACES? DEJA ESO.
Mi madre aparentaba estar sorda, el corte
se hacía más y más profundo a medida que pasaban los segundos. Mi hermano
intentaba separar a mi Janette de mi pero lo empeoraba, porque entonces ella lo
hacía con más fuerza. Vi cómo Max cogía una de las cuatro botellas que había al
lado del sofá, la levantaba y golpeaba a mi madre en la cabeza. Se quedó
inconsciente. Todo pasó muy rápido. Mi padrastro no era consciente de la
situación a causa del alcohol. Por fin el corte había dejado de aumentar, pero
yo seguía gimiendo. Mi hermano me sacó el cuchillo del cuello, y llamó a una
ambulancia. Mi corte era cinco veces más grande que el de los demás.
Comencé a sangrar por la boca, a perder
sangre, no recuerdo nada más.
Desperté en una sala blanca, otra vez. Odiaba el color blanco. Tenía el cuello vendado y una máquina atada al brazo. Un desayuno en la mesilla, la televisión encendida y otra vez, vi a Max conmigo, en la habitación.
Desperté en una sala blanca, otra vez. Odiaba el color blanco. Tenía el cuello vendado y una máquina atada al brazo. Un desayuno en la mesilla, la televisión encendida y otra vez, vi a Max conmigo, en la habitación.
-¿Q-q-qué ha p-pasado? –Me costaba hablar,
tenía los labios secos. -
-Ah, Carrie. Esto, descansa, no ha pasado nada.
-Ah, Carrie. Esto, descansa, no ha pasado nada.
No podía creérmelo, ¿NO HA PASADO NADA?
¿Por qué no quieren confiar en mi? Era inútil insistir, así que cambié de tema:
-¿D-dónde está Lewis?¿Ha venido a verme?
-Jack.
-¿Qué?
-Jack provocó los cuatro cortes.
-¿D-dónde está Lewis?¿Ha venido a verme?
-Jack.
-¿Qué?
-Jack provocó los cuatro cortes.